Ya puedes comenzar a desarrollar un plan para estudiantes que comienzan desde 0. Aquí tienes 3 aspectos claves: la realidad de la práctica, la reducción de contenidos y la coherencia en la progresión.
Realidad de la práctica.
Para comenzar es importante considerar estas dos preguntas: 1) ¿A quién enseño? 2) ¿Para qué van a utilizar el español que les enseño? Es por ello que nuestro plan irá orientado a cubrir, en la medida de lo posible, estas expectativas.
En cualquier caso hay algo que siempre va a ser común a todos ellos y es por lo que vamos a comenzar. Presentarse y hablar de uno mismo, con información básica sobre la nacionalidad, lugar de origen, dedicación o familia, es imprescindible. Si vas a entablar una conversación con otra persona, el inicio de la misma suele llevar asociadas preguntas como: ¿Cómo te lamas? ¿De dónde eres? ¿A qué te dedicas? ¿Tienes familia?
No tengas miedo a repetir estas preguntas; preguntando tú directamente o haciendo que practiquen entre ellos (utilizando flash cards o planillas). Estas preguntas son la actividad base de toda nuestra práctica.
Las ventajas de esta actividad son infinitas. Sirven de motivación instantánea para demostrar a nuestros alumnos que hablar en español es posible. También se puede hablar de otras personas que conozcan, utilizando los mismos verbos. Con los datos de las personas del grupo, y sus ejemplos, pueden crear su propia lista de vocabulario para este grupo y clase. Otras sugerencias de continuación con preguntas del mismo tipo incluyen: fechas y cumpleaños, posición de ciudades en un mapa o lugares importantes en sus ciudades o pueblos.
Reducción de contenidos.
La frase tantas veces utilizada “menos es más” tiene perfecta validez en este apartado. En ocasiones nos empeñamos en querer mostrar, incluso enseñar, un número inmenso de nuevas palabras de vocabulario. A veces no pensamos que esto simplemente es un impedimento para nuestros estudiantes en lugar de una ayuda.
Es por eso que la simplicidad a la hora de empezar a enseñar es imprescindible. “Hola ¿Qué tal?” es rápido, fácil y eficaz. De acuerdo que existen otras muchísimas formas, pero para alguien que no sabe nada y empieza a aprender considero que esto es suficiente. El mismo principio es extrapolable a cualquier otra parte de la práctica. Por ejemplo la utilización de conjugaciones verbales las reduzco a las formas Tú - ¿Dónde trabajas? / ¿Cuándo tienes vacaciones? / ¿Conoces a…?/ etc.. -, cuyo objetivo es comprender preguntas; y las formas Yo – Trabajo en… / Tengo vacaciones en …/ Sí conozco a… -, para responder.
Las ventajas de esta práctica son varias. Por un lado aumenta la confianza del estudiante ya que, en un reducido número de clases, puede hablar durante varios minutos utilizando cada una de estas opciones simplificadas. Por otro lado posibilita una claridad de ideas difícil de asimilar si aumentamos considerablemente las variables. Finalmente sirven de base para las siguientes formas que, en mi caso, serán Él / Ella y Nosotros.
Coherencia en la progresión
El objetivo de mis clases, a corto o medio plazo, es que los estudiantes sean capaces de utilizar formas básicas de los principales verbos en pasado, presente y futuro. Esta utilización de tiempos y verbos es necesariamente en forma de expresión oral.
Teniendo como base los puntos anteriores, la progresión práctica y de contenidos que he desarrollado durante los últimos años tiene los siguientes elementos como criterios principales:
Las clases están perfectamente interconectadas. El contenido de la clase 1 es el inicio de la clase 2. El nuevo vocabulario presentado en la clase 2 es el principal utilizado en la clase 3. Los nuevos verbos de la clase 3 serán repetidos por todos en la clase 4 junto con todo lo visto en las clases anteriores. Y así sucesivamente.
En la clase hay interacción. Preguntas y respuestas de fácil identificación para el estudiante; utilizando fotos, imágenes, iconos o dibujos. Inicialmente, la labor del profesor es hacer preguntas y, si fuera necesario, contestarlas uno mismo como modelo o guía para el grupo.
El centro de la práctica suele ser uno, o varios, verbos principales. Los detalles en forma de listas de vocabulario son secundarios. Nuevamente esto favorece respuestas directas sin mucha duda. Es más fácil para el estudiante obtener un éxito inmediato que potencie su autoconfianza.
Aunque todas estas ideas están perfectamente claras en mi forma de enseñar hoy en día, no siempre fue así. La diferencia entre el punto inicial y la situación actual ha sido poner en práctica mis planes. Así que te animo a que enseñes español. Busca un pequeño grupo interesado en aprender y pon en práctica tu plan. Analiza, investiga, adapta y cámbialo. En muy poco tiempo podrás escribirme para cuestionar algunos de estos criterios. ¿Aceptas el reto?
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